No estoy alardeando (bueno, un poco), cuando digo que muchas veces me han preguntado “¿cómo se te ocurren tantas cosas?”, y dicen que un buen mago nunca revela sus secretos pero la verdad, hasta hace poco ni yo sabía.
El proceso creativo puede parecer intrincado y caótico, por lo menos el mío lo era, hasta que me di cuenta de que mirar al techo todo el día dándole vueltas a una idea, no es la mejor forma de llegar a una solución.
En mi libro “pensar RARO” describo y explico detalladamente cómo pensar de manera más profunda, ordenada y CREATIVA, pero aquí te dejo 3 tips que pueden empezar a aplicar desde hoy:
Tip #1: Comienza a confiar en tu capacidad de imaginar soluciones y resolver problemas.
El común denominador de las personas que no se consideran creativas, es que simplemente no se atreven a buscar soluciones y optan encontrar quien lo haga por ellos o de plano vivir en la frustración.
En un equipo de trabajo lo ideal es tener perfiles que se complementen y contar alguien creativo es esencial pero, todos podemos desarrollar un pensamiento creativo y deberíamos hacerlo, por el bien de nosotros y de nuestro trabajo. Pedir ayuda es válido, confiar e intentarlo es fundamental.
Tip #2: Tener un objetivo claro.
En el mundo de la publicidad, por ejemplo, el típico error del “creativo jr” es carecer de estrategia. Llega con ideas disruptivas, poco convencionales y “locas”, ¡wóralesss, qué padre!, pero poco va a lograr si no conoce bien al público, la fortaleza del producto o el presupuesto con el que se cuenta para desarrollar la campaña.
Una imaginación inquieta puede ser un buen punto de partida, pero sin contexto, estrategia u objetivos, el resultado siempre va a ser deficiente.
Tip #3: Comienza planteando preguntas en lugar de respuestas.
Conocer el “¿para qué?” es tan importante como tener clara la estrategia, puede ahorrarnos mucho tiempo y hacernos llegar a soluciones más simples y creativas.
Supongamos que el objetivo es “conseguir más clientes para incrementar nuestras utilidades en un 30%”, pero nuestro costo por adquisición de clientes es alto y supone invertir una cantidad que no tenemos.
Partir del objetivo nos llevaría a endeudarnos o buscar formas de conseguir nuevos clientes sin invertir en publicidad o mercadotecnia, lo cual podría resultar interesante, sin embargo, si nos hacemos las preguntas correctas, podemos encontrar otras soluciones como venderle otros productos a nuestros actuales clientes o reducir nuestros costos operativos para alcanzar la utilidad esperada.
La creatividad no es un don, sino una habilidad que todos podemos desarrollar con intención y enfoque.
No basta con esperar a que las ideas lleguen por arte de magia; es necesario tener un propósito claro, hacerse las preguntas correctas y confiar en nuestra capacidad para resolver problemas.
Al aplicar estos principios, no solo generaremos ideas más innovadoras, sino que también seremos más estratégicos en su desarrollo y ejecución.
Y tú ¿cómo trabajas tu creatividad?
Recuerda, la creatividad no es solo imaginación; es también estrategia y acción. ¡Comienza a pensar RARO y supera cada desafío!